chido por la confianza para complementar las fotos)
El establo en su fachada tenia un porton de madera de dos hojas y en una de llas tenia una puerta pequeña que estaba siempre abierta durante el dia. El piso de cemento color rojo siempre mantenia fresca la entrada, al fondo del lado derecho estaban los bebederos donde siempre habia al menos una vaca meneando su cola de un lado a otro. A la mitad del patio estaban unas escaleras de tubular por las cuales subiamos sin hacer ruido para no alertar al san bernardo que ya habia mordido a mas de uno, aunque a mi nunca me parecio que el perro fuera a atacar a alguien en ocasiones ladraba pero era demasiado flojo para levantarse de la entrada del cuarto de “La Pit”. Justo al subir las escaleras estaba el cuarto donde por primera vez vi una pelicula que exponia los senos de una mujer (9 semanas y media con Kim Basinger y Mickey Rourke) ahí tambien vimos Los Guerreros y por semanas nos la pasamos “gritando güarriors caman tu plaiiii” incluso algunos consiguieron chalecos de piel para salir a recorrer la colonia en las noches. El cuarto de “La Pit” por lo regular estaba fuera de los limites, ocasionalmente se escuchaban sus gritos: “Jose hijo de tu puta madre ven para aca”, “orale culeros aquí todos se hacen pendejos y nadie ayuda”, yo solo entre una vez al cuarto y ella estaba enferma. El cuarto era como de 3x3 mts en la entrada del lado derecho habia una repiza que sostenia 2 calentadores conectados a un tanque de 30 kg, del lado izquierdo habia una mesa con 4 sillas y un pequeño buro sobre el cual recargaba la television blanco y negro con antena de conejo de frente a la mesa y la tele estaba la cama mantrimonial en la cual estaba recostada debido a su enfermedad; 3 almohadas detrás de sucabeza para que pudiera ver la tele y una sabana que cubria su cuerpo, su rostro era palido, su pelo desarreglado y le faltaban varios dientes cuando hablaba la saliba se escapaba entre los orificios y estando callada sus labios se hundian en su boca timidamente, sus ojos eran grandes y la expresion en su rostro era la de una mujer resia, hosca, situada en el final de su vida; a la derecha de su cama estaba el baño y la regadera delimitados con un cortinero hecho de solera de una pulgada montado al techo y del cual colgaba un plastico que no permitia ver.
Al salir inmediatamente tome conciencia de lo repugnante que era aquel olor, permeando por completo su habitacion, tan aislada de los demas, donde ni siquiera el sol o el aire tenian acceso; aun conteniendo la respiracion, el hedor se filtraba por la nariz y se impregnaba en la traquea, lo que provocaba espasmos, caracteristicos del momento previo al vomito.
