Poco antes de las 6 de la mañana, pongo la correa en el cuello de Macario y nos disponemos caminar hacia el puesto de jugos que esta en la calle del mercado, justo frente a lo que fueran los baños Tenochtitlán, el terreno es ahora utilizado como una bodega/estacionamiento/esquina de tacos por la noche/quesadillas y gorditas por la mañana/barbacoa y consome los fines de semana.
Es justo decir que no me había dado la oportunidad de establecer una relación afectivo-emocional con una mascota en toda mi vida, desde aquel perro con el que aparezco de escasos 2 o 3 años y del cual no tengo idea del nombre, pasando por El Caiser (Pastor Alemán), La Chiquita (Maltes), Oshin (Maltes), La Doña (San Bernardo), Nix (Rottweiller), El Peluches (French Pudlle), La Orejas (Basset Hound), hasta llegar al buen Mack{ario} (Boxer).
El Caiser fue un regalo de mi papá, no recuerdo la edad, lo que si recuerdo fue lo que me dijo: "tú tienes que cuidar al perro, es tu responsabilidad, le tienes que dar de comer, sacarlo a pasear, bañarlo y sobre todo LIMPIARLE cuando haga sus necesidades". Como era de esperarse las primeras semanas hice la mayoría de estas cosas y poco a poco deje de hacerlo, alguna vez recuerdo que al momento de limpiar lo que acababa de dejar en el patio mi papá me vio haciendo gestos y casi al borde del vomito al momento en el que toque el excremento a través de aquella hoja de periodico, desesperado llego, me quito y justo cuando el puso la mano sobre el papel hizo lo mismo, je je.
Con el tiempo el perro se vio relegado y con mi falta de atención mi papa decidió regalarlo a un amigo suyo que tenia una imprenta en la esquina de la calle donde vivíamos, el perro se fue vivir hasta Ciudad Neza y solo lo volvi a ver una vez cuando fuimos invitados a una fiesta. Me acerque a la azote donde estaba el perro y en cuanto le hable por su nombre, este comenzó a ladrarme con mucha fuerza y le escurría baba del hocico, no lo culpo, si hubiera sido yo, me hubiera mordido!!!
La Chiquita fue un regalo de una a amiga de mi mamá, no requeria mucha atención, lo unico que necesitaba era alguien que le diera de comer, que limpiaran los orines y el excremento, que la acariciaran y sobre todo zapatos de tacón de mi mamá para morder. La Chiquita fue mi compañía por mucho tiempo, estaba ahi cuando me iba a la escuela, cuando regresaba de la escuela, cuando me salía a la calle a jugar, cuando me levantaba de madrugada al baño siempre estaba lamiendo los dedos de mis pies, su tamaño le daba la ventaja de que podia ser transportada facilmente así que muchas veces se fue de paseo con nosotros. Tambien me dejaba abrazarla por las noches y me dejaba que la molestara hasta que se daba unas encabronadas y me tiraba una mordida; era bastante tolerante en general. Tanto con La Chiquita como con El Caiser comparti sabuesos, ellos en su traste y yo en un plato con leche o solos mientras veia la tele durante las vacaciones. La chiquita vivió en dos lugares distintos, ambos eran departamentos, cuando nació mi hermana y regresamos a la casa donde había vivido por mas de 8 años, mi mama considero que no era bueno para mi hermana que la perra estuviera cerca porque le podia provocar enfermedades; a la perra la veiamos una vez a la semana en casa de mi abuela materna cuando íbamos a comer los domingos, dicen que murió de tristeza ya que no era muy vieja un dia solo nos hablaron y nos dijeron que había estado sin animo y sin apetito y que después solo la encontraron tirada en una pared de la casa.
Cuando regresamos a vivir a la casa ya con mi hermana nacida, vivíamos con mis abuelos paternos y ellos tenian a una perra que se llamaba Oshin, los que la atendían eran mis abuelos y prácticamente no permitia que nadie mas la atendiera o la bañara así que cuando mis abuelos murieron lo mas que hicimos por ella fue darle de comer, dejamos de bañarla y con el tiempo se le hicieron un montón de dreads que muchos envidiaban. Pasaron mas años y la perra mostraba gran dificultad para andar, cuando mi papa dejo atras los recuerdos de mis abuelos un dia se decidió a llevar a la Oshin a que le cortaran el pelo, para asombro de todos, la perra caminaba rapido y se comportaba de forma distinta. Un dia al bajar las escaleras la perra se cayo y en un par de dias murió, mi papa decía que jamas debió haberle cortado su pelo porque probablemente eso hubiera amortiguado el golpe.
La Doña tambien la quebro a causa de las mismas escaleras al caer se disloco la cadera lo cual al paso de unos meses le causo mas problemas para terminar sacrificada.
Nix, me lo regalo un amigo probablemente hace unos 12 o 13 años vivíamos solo los tres en la casa (mi papá, Nix y yo) y poco a poco solo Nix y yo junto con más gente que estaba aqui de paso algunos solo por una noche y otros por una temporada. Cuando me lo dieron tenia un problema de desnutrición y fue difícil que creciera los primeros meses, después de varias citas con el veterinario el perro fue tomando fuerzas y logro aguantar: falta de atención, encierro, un cambio de residencia entre otras cosas, hasta que hace unos meses se intoxicara con unas hierbas en su nuevo canton. Nix estuvo conmigo cuando dejaba la tele encendida para escuchar voces mientras estaba en la casa, cuando la mayor parte del tiempo la pasaba en la calle y mi casa era cualquier lugar, en un momento enel cual me volvi vulnerable, deje de verlo poco mas de año y medio y cuando lo vi y le hable nuevamente me recibió con emoción moviendo su cadera de un lado a otro y acercando su cabeza para que lo acariciara, buscando de manera ocasional lamber mis manos y parandose en dos patas para recargarse sobre mi pecho.
El Peluches y La Orejas estuvieron en la casa un poco como huéspedes temporales, Peluches llego aqui a través de mi papá y a La Orejas la recogimos de la calle. Peluches corria por toda la casa y cuando le hablabas con fuerza se asustaba y dejaba un pequeño charco de orina; Orejas era retraída y un poco hostil más aún cuando te acercabas a su comida. Peluches termino en la casa de los tios de la esposa de mi papá y Orejas en casa de un amigo de otro amigo.
El común denominador en todas estas (pseudo)relaciones de este animal con todos los animales antes mencionados, ha sido la falta de reciprocidad, ellos siempre movieron la cola mientras que la mayor parte del tiempo yo pase de largo.
Ahora anda por aqui el buen Macario, lo conocí por unos compañeros de trabajo de la domadora, sus dueños tenian que regresar a su país de origen y desafortunadamente para ellos y para el perro, Macario tenia que ser sometido a una cuarentena de 6 meses antes de ser entregado a sus dueños en su nuevo hogar. El primer acercamiento con el Mack (como ellos le llamaban) fue un Domingo, yo esperaba ver a un cachorro y lo primero que escucho mientras esperábamos en la puerta, fueron las pisadas con gran vigor bajando las escaleras y su forma de respirar al momento que jadeaba lo cual me preparo para lo que habría de ver: un perro de talla mediana fuerte e imponente.
Después de que nos avisaron que no mordia y que era seguro pasar, subimos las escaleras, entramos a la casa y nos sentamos en el sillón, lo primero que hizo Mack fue darnos una olfateada, acto seguido fue por uno de sus juguetes mismo que depositaba a mis pies para que yo se lo lanzara. Prácticamente el perro nos escogió, decidió que era correcto venir con nosotros sin importarle mi historia con otros perros. De regreso a la casa mientras evaluábamos si era o no correcto traerlo a la casa hablamos de las ventajas y desventajas y de cuan dispuestos estábamos a darle la atención que requeria. Hace ya 2 meses y medio que el perro esta aqui y poco a poco se ajusta a nosotros y nosotros a el.
Así que una vez que hemos llegado a los jugos, pido un par de antigripales. Aún siguen acomodando el puesto, poniendo la fruta en su lugar, partiendo las naranjas por la mitad y usando el exprimidor para obtener el jugo, mismo que pasan de un pocillo a una jarra para colarlo o no, dependiendo del gusto de los clientes. Estoy ahi de pie parado frente al puesto esperando mis jugos y Macario esta sentado a mi lado viendo a la gente pasar poniendo atención a todos los sonidos, los olores; me pongo a pensar en lo que pasara por su cabeza y el shock que le debe de producir el cambio de un lugar a otro, gente nueva, ruidos nuevos, una casa mas pequeña y sin embargo ahi esta sentado, se nota ansioso pero no asustado, alerta a todo lo que pasa, mira desde su perspectiva los jarrones que contienen las fresas, las tunas, los plátanos, la papaya, la sandia, el mamey, la piña, las botellas de leche y me mira a mi de reojo mientras busco en mi bolsillo el dinero para pagar. 26 pesos, doy 3 monedas de 10 pesos y recibo 4 pesos de cambio, doy las gracias y comienzo a caminar con mis dos bolsas de jugos en la mano izquierda y la correa de Macario en mi mano derecha. Vamos de regreso a la casa y escucho que alguien le habla al perro "quis quiss quis quiss", cuando volteo a la izquierda veo a este cabula recargado sobre la pared de la panificadora que es calentada por el horno en el que hornean el pan y que sirve a varios de cobija, para pasar la noche con menos frio. Es el Chevel hace años y varios rumores que no lo había visto, lo último que recuerdo aber escuchado es que lo habían visto alla por la glorieta de insurgentes y que poco tiempo después lo habían matado. Cuando nuestras miradas se cruzan me saluda moviendo su cabeza lentamente hacia arriba como diciendo "¿que paso?", respondo de la misma manera y jalo a Macario hacia mi dirección para que siga caminando, camino unos metros más y volteo para atras y trato de cerciorarme que lo que vi fue real y que no lo imagine, y lo veo ahi sentado y me parece que esta como otras tantas veces lo vi, con sus ojos entreabiertos y tallando su dentadura perfecta esbozando una sonrisa similar a la de un niño.
Sigo mi camino con incredulidad y tratando de convencerme de que es cierto lo que vi y que aquel cabula es el Chevel, el mismo que alguna vez entregara en una panadería un papel que decía: "vale por un bolillo" en vez de los 60 centavos, el mismo que caminaba a media calle golpeando su cabeza mientras gritaba: "en el cráneo hijo de su pinche madre... en el cráneo", aquel que se sentaba a la entrada de la papelería murmurando: "hay que matar a la princesa es necesario poner una bomba, sí una bomba, la culera de la princesa".
Su imagen en ese momento es uno de tantos fantasmas de épocas pasadas que de cuando en cuando se presentan, siempre oportunos para recordarme lo miserablemente mierda que es la vida y que las cuentas se pagan tarde o temprano.
3 comments:
que pedo carnal, que lastima que ya no pude hablar contigo la otra vez, te trate de marcar un par de veces pero nariz de perro boleada. Bueno pos espero que podamos platicar pos me lateria saber como andas... desde el otro lado del charco saludos a todos y todas por aya.
se ve chido esta presentacion de la pagina , animo y seguimos in touch , chido por la llamada de tres horas la otra vez heheheheh.
esos nombres de Caiser para los pastores alemanes son miticos!!. . .jaja
ah que pinche Mack!
saludos desde el cerro, a ver si esta semana que viene me hecho una vuelta por alla para cotorrear del radio y ver que pedo con la sin futuro tattoo shop.
animo!
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